Entrada 3 : Presentación del problema y posible mejora
Durante el análisis de necesidades realizado en el RETO 2, una preocupación común emergía entre los docentes del centro: el alumnado de 1.º a 3.º de Primaria, especialmente aquel con trayectorias migratorias, presentaba serias dificultades en el dominio del lenguaje académico (CALP). Aunque este alumnado podía comunicarse con cierta fluidez en situaciones informales (BICS), tenía problemas para comprender consignas escolares, participar en actividades académicas o expresar ideas de forma organizada. Este desfase afectaba a su rendimiento, su autoestima y su integración en el aula.
La situación se agrava por el contexto del centro: una comunidad educativa con gran diversidad cultural y lingüística, y en muchos casos, con condiciones socioeconómicas complejas. Esta combinación de factores crea barreras reales en el acceso al currículo si no se actúa de manera preventiva y estructurada.
A partir de esta realidad, en el RETO 3 he trabajado en la planificación de una intervención que aborde esta necesidad desde una doble vía:
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Trabajando directamente con el alumnado a través de talleres lingüísticos adaptados.
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Asesorando al profesorado para mejorar la accesibilidad del lenguaje académico en sus materiales y dinámicas.
La mejora que se plantea no es únicamente una serie de actividades, sino una estrategia más amplia de acompañamiento y trabajo conjunto. La idea es generar un proceso a través de cambios sostenibles que, aunque sean pequeños, permitan a este alumnado acceder al conocimiento en igualdad de condiciones.
Una de las partes más exigentes hasta ahora ha sido pensar en qué es realmente viable dentro del marco temporal del Prácticum. Reflexionar sobre los recursos disponibles, los tiempos, las dinámicas del centro y los posibles puntos de colaboración ha sido clave para ajustar las ideas a la realidad del entorno educativo. He intentado que la propuesta no se quede en el papel, sino que pueda integrarse de forma flexible y coherente con el funcionamiento habitual del colegio.
Este proceso de planificación me ha obligado a replantearme muchas ideas preconcebidas sobre lo que implica intervenir. No se trata solo de tener buenas intenciones, sino de conocer bien el contexto, escuchar a los equipos docentes, revisar la teoría y ajustarla a la realidad. En definitiva, pensar como una psicopedagoga en formación, pero con mirada crítica y compromiso profesional.
Me quedo con una idea: identificar una necesidad es solo el primer paso. Lo verdaderamente importante es construir respuestas viables y con sentido, y eso —aunque no se implemente— ya es una forma de intervenir.